Este es el indicador número 1 para valorar tu motivación en cualquier proyecto o área de tu vida: ¿te despierta curiosidad? ¿sigues con ganas de saber más sobre ello?
Si tienes ganas de seguir redescubriendo a tu pareja es una buena señal. Si sigues emocionándote cada vez que descubres una calle con encanto que no conocías, estás en la ciudad adecuada. Si sientes las ganas de seguir aprendiendo sobre tu profesión y sector, estás en el buen camino profesional.
Algunas de las vías para no dejar de aprender nunca sobre nuestra profesión son:
– Formación al uso: desde másteres a cursos independientes
– Blogs: imprescindible seguir dos o tres líderes del sector para estar al día
– Cursos online: de los más caros a los gratuitos, échale un vistazo por ejemplo a Udemy.
– Navegar sin rumbo: Dedicar de vez en cuando un rato a navegar por internet descubriendo a tu competencia, aprendiendo cosas nuevas en wikipedia o viendo el Facebook alguien a quien admiras son formas útiles de empaparte y aprender sin darte cuenta.
¿Qué hacer cuando se «apaga la llama»?
Si sientes que tu motivación ha disminuido, tienes que distinguir si realmente has terminado un ciclo o si se trata de lo que en Colombia se llama «estar a fuego lentito«. Quizás la llama está un poco más baja pero sigue encendida… Para comprobarlo, busca un objetivo nuevo que te ilusione de verdad y que le dé otra oportunidad a ese proyecto que te genera dudas. Busca nuevos compañeros de viaje o un nuevo enfoque que le dé aire fresco.
Si no consigues motivarte de nuevo y no tienes ninguna curiosidad por lo que estás haciendo, no tengas miedo de empezar nuevos caminos. ¡Renovarse o aburrirse!
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