Para todos los emprendedores la inversión necesaria para iniciar un proyecto es un gran esfuerzo: desde los costes de producción, instalaciones, imagen coporativa y web, constitución y papeleo, etc., son muchos los gastos que asumir en el primer momento. Por ello, los costes de publicidad -ya sea en medios de comunicación tradicionales u online- suelen quedar en un segundo plano y se posponen, a menudo, ad eternum.
Lo que genera más inseguirdad a la hora de decidirse es la incertidumbre sobre el beneficio que una acción publicitaria pueda reportar, a menudo porque no se controlan los datos respecto al retorno de cada acción. Hay muchas formas de calcular el retorno de una inversión (ROI, del inglés return of inversion), pero si nunca has hecho semejante cálculo, lo mejor es empezar por esta sencilla y reveladora fórmula mostrada al inicio del post.
Supongamos que vendes plazas para un taller y decides anunciarlo en un blog con miles de lectores y tu beneficio por cada plaza vendida es de 50€ (y el resto del precio cubre los gastos del taller). Si inviertes 100€ en su inserción publicitaria y con eso consigues 3 clientes nuevos, la acción te habrá reportado 150€ de beneficio. Si le restamos los 100€ gastados en publicidad, el beneficio de la acción es de 50€, que divididos entre los 100€ gastados y multiplicado por 1000 nos da un ROI del 50%.
Al tratarse de una cantidad de euros pequeña parece una cantidad desdeñable pero el porcentaje sería muy alto. Además, siempre tenemos que recordar las variables no monetarias como por ejemplo, que la acción haya llenado un taller que teníamos a medias, que muchas personas conocen el taller o tu local y antes no lo hacían y, en definitiva, que muchos beneficios colaterales pueden venir más adelante aunque no se hayan convertido en clientes inmediatamente.
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