Una empresa es un organismo vivo, y como tal, cualquier cambio en una parte de este, afecta al conjunto. Por ello mismo, se puede mejorar la atención al cliente haciendo pequeños cambios en otras áreas que, de forma indirecta, repercutirán en el trato que recibirán las personas que visiten nuestro negocio.
Empleados contentos. Un trabajador «enfadado» con la empresa de cara al público es una bomba de relojería. Si, por el contrario, está a gusto y motivado, su trato con el cliente mejorará de forma natural.
Producto o servicio de calidad. Si te preocupas por ofrecer algo de valor a tus clientes con la información adecuada te ahorrarás quejas y dudas, que aunque estén bien gestionadas por expertos de atención al cliente, siempre es mejor evitar.
Mantener las formas siempre. Si el equipo está acostumbrado a los tacos y las respuestas con mal tono es fácil que esta dinámica contagie al trato con el cliente. Por el bien de todos, la mejor opción es facilitar un clima con comunicación asertiva.
Personal con aptitud y actitud. Una política de recursos humanos que valore las habilidades comunicativas, inteligencia emocional y competencias sociales mejorará de forma automática la atención al cliente de nuestra empresa.
Cualquiera de estos aspectos repercutirá a su vez en otros campos de la empresa. Las mejoras facilitan más mejoras… ¿por dónde puedes empezar?
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