En ocasiones, después de una temporada intensa, nos encontramos con esa sensación de «vacío». Las cosas han vuelto a la normalidad, el ritmo frenético ha dejado paso a la rutina del día a día y no estancamos, dejándonos llevar por esa sensación de tranquilidad.
Aprovechemos esos momentos para coger distancia, analizar dónde estamos y hacia dónde vamos. Marquemos la estrategia a seguir durante los siguientes meses.
«La estrategia es saber qué hacer cuando no hay nada que hacer»
- ¿Quién es nuestro cliente? Al inicio de nuestro proyecto, pensamos en un cliente objetivo al que dirigirnos. Lo hemos conseguido? Cuál es nuestro cliente actual?
- ¿Qué necesidades tiene este cliente? De toda la oferta de productos/servicios que ofrecemos, cuáles tienen mayor aceptación?
- ¿En qué nos diferenciamos de nuestros competidores? Competencia hay en todos los sectores, pero cada empresa se diferencia del resto en algo. Estudia, cuál es tu punto diferencial.
- Marca objetivo cuantitativos y cualitativos. Deben suponer un reto, pero alcanzables. No lo olvides. Deben motivar al personal, y deben ser recompensados. No te fijes únicamente en los ingresos, si no también, en la forma de conseguirlos. La calidad del servicio está directamente relacionada con los ingresos a medio plazo.
Marca una estrategia donde los puntos anteriores estén en concordancia: realiza acciones orientadas al target que más se ha interesado por tus servicios, muestra la forma de cubrir sus necesidades y haz hincapié en lo que te diferencia de tus competidores. Motiva al equipo, marca objetivos alcanzables y recompénsales al conseguirlos.
Aprovecha las épocas de menos trabajo, para analizar y marca la estrategia a seguir durante los siguientes meses. Todo ello, hará que las piezas del puzzle, vayan encajando.
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