¿Has tenido alguna vez la sensación de perderte en las grandes estrategias y no tener tiempo de cuidar los detalles básicos? Como manifestamos en nuestro decálogo, una de las leyes del marketing de conciencia es poner toda la atención a cada cosa que hagamos, a cada persona con la que tratemos, y para ello es vital cuidar las formas al saludar a las personas de nuestro entorno.
Dar los buenos días, esbozar una sonrisa mientras levantamos la mano, o empezar un email con un buenas tardes es un gesto de reconocimiento de las personas con las que nos cruzamos, un gesto de atención que demuestra que consideras a la persona que tienes delante como a un ser humano y no como un mero objeto. Además, con un hábito tan sencillo como el del saludo, puedes incrementar la motivación del equipo y abrir la puerta a una mayor comunicación interna. De la misma forma, dar la bienvenida a un cliente supone un gesto de atención que hace que entrar a una tienda sea distinto de entrar a un túnel de lavado.
El saludo es el primer paso en la creación de una relación con otra persona, ya sea cliente o colaborador. Es fácil imaginar cuál es la reacción emocional de alguien que busca un saludo con la mirada y no lo recibe, por no hablar de aquél a quién no se le responde. Digo que es fácil porque a todos nos ha pasado. Con algo tan sencillo, un potencial cliente puede renunciar a una compra y un miembro del equipo puede sentirse menospreciado.
Desde gimnasios, comercios y centros de formación hasta bufetes de abogados, pasando por productoras audiovisuales, todos estamos a un “buenos días” de hacer crecer nuestra empresa.
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La verdad es que tienes toda la razón del mundo, totalmente de acuerdo contigo.